El consumo excesivo de sal contribuye a un aumento en los niveles de sodio, lo cual se refleja en una carga renal que ocasiona que la presión arterial se eleve. La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de insuficiencias coronarias, infartos y ataques cerebrovasculares, además de otras enfermedades como insuficiencia renal, osteoporosis, obesidad y Alzheimer.
“¡Más sabor, menos sal!”
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